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Redes WiFi: mucho más que acceso a Internet

¿Quién no conoce a estas alturas lo que son las redes WiFi y sus beneficios? La mayoría de nosotros convivimos con ellas a diario, en casa, en el trabajo o incluso en la calle. Pero, aunque parezca que todo el mundo entiende qué son y cómo funcionan, todavía hay muchas dudas sobre sus verdaderas aplicaciones más allá de “conectar el móvil a Internet sin cables”.

En realidad, las redes WiFi equivalen a las redes de comunicación con cable, pero sustituyen los cables físicos por ondas invisibles e intangibles. Esto aporta una ventaja fundamental: movilidad.

Gracias a las redes inalámbricas, usted puede moverse libremente con sus dispositivos y seguir conectado sin perder acceso a la información.

Ahora bien, las WiFi no se limitan al simple acceso a Internet en lugares públicos. Sus usos y beneficios se extienden a muchos más ámbitos, algunos de ellos esenciales para el funcionamiento de empresas, instituciones educativas o servicios públicos.

Redes locales sin necesidad de cableado

Uno de los usos más comunes de la WiFi es la creación de redes locales en espacios donde instalar cableado no es práctico o resulta demasiado caro.

Imagine una oficina con varias plantas, un almacén logístico en constante movimiento o incluso una vivienda donde la infraestructura eléctrica no permite pasar cables de red fácilmente. En estos casos, la WiFi se convierte en la solución ideal: rápida de desplegar, flexible y mucho más económica que una instalación completa de cableado.

Además, las redes inalámbricas permiten escalar sin complicaciones. Si mañana su empresa incorpora a diez empleados más, bastará con añadir más puntos de acceso en lugar de reabrir paredes para meter nuevos cables.

Enlace inalámbrico entre edificios

Otro de los usos estratégicos de las redes WiFi es el enlace inalámbrico entre edificios. Este tipo de conexión es muy común en campus universitarios, institutos, complejos empresariales o incluso administraciones públicas con sedes repartidas en una misma zona.

En lugar de contratar múltiples líneas de Internet o tender kilómetros de cableado, se pueden instalar antenas que permitan una conexión inalámbrica estable y de alta velocidad entre los diferentes edificios.

Este sistema reduce costes, mejora la gestión de los recursos y, sobre todo, asegura que todos los usuarios compartan la misma red, con acceso uniforme a servicios internos como bases de datos, impresoras de red o plataformas digitales.

Redes inalámbricas centralizadas (wireless switching)

En empresas medianas y grandes, o en instituciones educativas, gestionar múltiples puntos de acceso WiFi puede convertirse en un quebradero de cabeza. Para simplificar esa tarea existen las redes inalámbricas centralizadas, conocidas como wireless switching. Con esta tecnología, todos los puntos de acceso se controlan desde un único sistema central, lo que permite configurar, monitorizar y optimizar la red de forma rápida y con un coste administrativo mínimo.

Algunos de los beneficios más claros son:

  • Mejor cobertura en todas las áreas del edificio.
  • Roaming entre puntos de acceso sin cortes en la conexión.
  • Mayor seguridad gracias a políticas unificadas de acceso.
  • Menor tiempo de gestión para el equipo técnico.

Redes WiFi con tarificación (hotspots)

Seguramente alguna vez haya entrado en un hotel, un cibercafé o incluso una biblioteca y haya visto carteles con claves de acceso WiFi. Detrás de esos sistemas suele haber una red WiFi con tarificación, también conocida como hotspot.

En este tipo de redes, el acceso se gestiona mediante contraseñas temporales, pagos por uso o incluso integraciones con servicios externos (como credenciales de redes sociales). Son muy útiles en entornos donde se quiere ofrecer WiFi público de manera controlada y, al mismo tiempo, generar un ingreso extra o limitar el consumo de ancho de banda.

Hoy en día, los hotspots son habituales no solo en hoteles o cafeterías, sino también en estaciones de transporte, aeropuertos y hasta en eventos deportivos o culturales.

Seguridad en redes WiFi

No podemos hablar de WiFi sin mencionar la seguridad. El hecho de que las ondas viajen por el aire hace que las redes inalámbricas sean más vulnerables que las cableadas. Entre los riesgos más comunes encontramos ataques de phishing, robo de credenciales, intrusiones no autorizadas o uso indebido del ancho de banda.

Para mitigar estos riesgos es fundamental aplicar buenas prácticas como:

  • Usar protocolos de cifrado seguros (WPA3 en lugar de WPA2).
  • Cambiar periódicamente las contraseñas de acceso.
  • Crear redes separadas para invitados y para personal interno.
  • Implementar firewalls y sistemas de detección de intrusos.

Con estas medidas, la WiFi puede ser tan segura como una red con cable tradicional.

El futuro de las redes WiFi

La evolución de la WiFi no se detiene. Actualmente ya hablamos de WiFi 6 y WiFi 6E, que ofrecen mayor velocidad, menor latencia y mejor gestión del tráfico cuando muchos dispositivos se conectan al mismo tiempo. Esto es especialmente útil en oficinas, centros educativos o eventos masivos, donde cientos de dispositivos intentan conectarse simultáneamente. Además, ya se está desarrollando WiFi 7, que promete revolucionar aún más la forma en que nos conectamos.

Para las empresas, esto significa mejores herramientas de colaboración en la nube, videollamadas sin interrupciones, entornos virtuales más estables y, en general, una experiencia digital mucho más fluida.

Reducción de costes con respecto a redes cableadas

Uno de los grandes atractivos de la WiFi frente a las redes cableadas tradicionales es la reducción de costes de instalación. En espacios donde no resulta práctico pasar cableado, la red inalámbrica se convierte en la opción más lógica: menos obras, menos materiales y una mayor rapidez en el despliegue.

Además, cuando la infraestructura no es excesivamente compleja —por ejemplo, en oficinas pequeñas y medianas, hoteles, centros educativos o almacenes— la WiFi ofrece una relación coste-beneficio muy favorable. Permite ampliar puestos de trabajo sin necesidad de rehacer instalaciones y se adapta fácilmente a cambios en la distribución de espacios.

Eso sí, en entornos críticos que requieren máxima estabilidad, como centros de datos o procesos industriales, el cableado sigue siendo más recomendable.

Una solución rápida sin necesidad de cables

Las redes WiFi son mucho más que un acceso cómodo a Internet. Su verdadero valor está en la capacidad de conectar personas, edificios y servicios sin necesidad de cables, reduciendo costes y aumentando la flexibilidad. Desde una red local en una pyme hasta un enlace inalámbrico en un campus universitario, las posibilidades son enormes.

En Bouge le ayudamos a diseñar e implementar redes WiFi seguras y eficientes, adaptadas a las necesidades de su negocio. Contáctenos a través de nuestro formulario de contacto y descubra cómo optimizar la conectividad de su empresa.